Juicio plagado de inconsistencias y trucos sucios
La Liga de la Injusticia capitaneada por Mónica Caballero Garci-Crespo
Una frase muy conocida por la gente religiosa dice que “Dios los crea y ellos se juntan”. Sin importar si eres religioso o no, la tremenda verdad que esta frase encierra se ve muy clara en el caso Socorro Romero Sánchez. Los injustos se unen y cometen fechorías juntos para fortalecerse y actuar en manada.
La Monina y sus aliados bien podrían llevar el nombre de “la Liga de la Injusticia”. Los hermanitos Huerta Gómez, María Elvira Romero Celis, Aurelio Romero, Gloria Romero Sphor, e hijos, Armando Zavaleta, María de Lourdes Garci-Crespo Rama, esposo y madre de Mónica Caballero Garci-Crespo, conforman esta alianza oscura y corrupta.
Comprando a la jueza la flamante diputada de Tehuacán consiguió ser nombrada albacea de la herencia de Socorrito que ya había sido adjudicada a la Señora Estela Romero Bringas, la heredera designada por Socorrito.
Durante el proceso han preparado pruebas falsas como una carta en la que un médico local de nombre Ulises aseguró que Socorrito no se encontraba en pleno uso de sus facultades mentales a causa de una sobre medicación que él mismo le suministró días antes de morir. Sin basarse en ningún expediente o historial clínico, el médico viene a decir que recuerda haberle dado a Socorrito una dosis excesiva de medicamento para mitigar el dolor que padeció por el cáncer y que eso impidió que Socorrito decidiera con claridad. El médico es un asesino por suministrarle una dosis letal de tal substancia; o bien, ¿Es tan tonto como para inculparse sin darse cuenta?
La Liga de la Injusticia ha impedido además que se lleve a cabo la defensa comprobando que la firma de Socorrito en el testamento es legítima. Han desaparecido el expediente para que las pruebas no puedan ser autenticadas. Con trampas y juegos sucios los aliados están ávidos de aprovecharse de cualquier hueco legal o vuelta a su favor, sólo a torcer la ley pueden aspirar.
Eso sin contar las intimidaciones y faltas a los derechos humanos que en este caso hay por montones. Esta Liga juega muy sucio, porque de otra forma tendrían que quedarse mirando en la banca. Y aunque van perdiendo el partido, no se resignan y siguen acosando y peleando. Están formados en fila esperando que la defensa cometa un solo error para aprovecharlo. La Liga de la Injusticia, La Liga de la Vergüenza y el ridículo.