El juicio hereditario de la Señorita Socorro Romero Sánchez, la filántropa de México, está lleno de irregularidades y sucesos ridículos que motivan a la incredulidad a la indignación.
Con los vacíos en la ley mexicana, la parte acusadora mueve la risa incómoda de quienes conocen las minucias del caso.
La cómica y ridícula prueba reina de la Garci-Crespo, Olga Lucía Romero Garci-Crespo o Mónica Caballero Garci-Crespo tiene legalmente pocas posibilidades de triunfar en el juicio hereditario en el que pelea parte de los bienes de la empresaria avícola Socorro Romero Sánchez, SRS.
Las pruebas fabricadas en el juicio tienen el único afán de violar la ley. La ley mexicana lamentablemente puede ignorarse con una serie de delitos como la compra y soborno de jueces; el robo de expedientes o un simple acomodo, a conveniencia, de supuestos hechos.
Una SOBRINA EN DUDA, la Garci-Crespo, en cuarto grado de la empresaria avícola, quien asegura luchar por la defensa de la última voluntad de su indefensa tía; voluntad que ella tampoco conoce, pero que su trabajo de justiciera le permite aprovecharse para pedir participación de la riqueza.
Por el otro lado está el médico Ulises González Hernández, un gastroenterólogo jugando a ser intensivista y presumiendo su SINGULAR MEMORIA, asegurando recordar la dosis de medicamentos suministrados a la “Hija predilecta de Tehuacán”.
La terrible muerte de la muerte de la señorita SRS dejó paso a los abusadores que pasan por encima de su última voluntad, aprovechando los vacíos legales de la ley en México.