Home > ESTADOS > Localizan con vida a joven científico secuestrado en Tijuana

Localizan con vida a joven científico secuestrado en Tijuana

///
Comments are Off

Javier Robles Castillo, el joven científico de Tijuana que había sido reportado como desaparecido el miércoles de la semana pasada, finalmente fue encontrado con vida, de acuerdo con Alma Edith Castillo, madre del joven, quien confirmó la noticia a través de redes sociales.

Antes de su desaparición, el último contacto que se tuvo con Javier fue el 15 de noviembre, cuando informó su regreso a Tijuana después de realizar pruebas de un proyecto en Mexicali.

Un video obtenido por la Fiscalía General del Estado muestra el momento en que el joven fue abordado por tres personas desconocidas afuera de su casa, quienes bajaron de un vehículo para luego llevárselo abordo del mismo.

Ante la desesperación por la falta de información sobre el paradero de su hijo, familiares y amigos de Javier, se manifestaron el día de ayer afuera de la Fiscalía General de Tijuana.

Entre sollozos, la madre sostenía una pancarta con la fotografía de Javier y la conmovedora leyenda “Hasta encontrarte hijo mío. Javier”.

La familia instó a quienes lo tuvieran a dejarlo en libertad, destacando su honestidad y su dedicación exclusiva a la ciencia.

Javier Robles, de 35 años, es físico y químico graduado del Instituto Tecnológico de Tijuana y la Universidad Autónoma de Baja California, respectivamente. Además de su labor científica, se desempeña como asesor de varias empresas en la región.

A pesar de la localización del científico, la investigación de la Fiscalía General del Estado continúa, ya que no se recibieron demandas de rescate económico.

You may also like
El arte de disfrutar con estilo y sentido. Boehringer Ingelheim impulsa el desarrollo de 20 nuevas terapias gracias a su liderazgo en investigación clínica
Condena mediática y prisión preventiva: la historia de Antonio Luna Guerra, quien exige un juicio justo
JUSTICIA PARA TODOS/ Pablo Picasso como guía en el Poder Judicial
ABANICO/ De las candilejas al verdadero liderazgo