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Hacia un Futuro laboral más justo y humano para México

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COLUMNA HORAS EXTRAS

 

Por Daniel Lee

Con el fin de octubre, el Congreso de la Unión cerró el mes con una de las agendas laborales más ambiciosas en años: 37 iniciativas fueron presentadas para reformar la Ley Federal del Trabajo (LFT), una ley que, más que legislar derechos, debe proteger vidas. En cada una de estas propuestas, resuena un mensaje claro y urgente: el trabajo en México necesita renovarse, evolucionar y adaptarse al siglo XXI.

Imaginemos el impacto de algunas de estas reformas: más horas para la familia, mejores condiciones de descanso y vacaciones, y una paga justa y equitativa para todos. Iniciativas como la reducción de la jornada laboral de 48 a 40 horas, propuesta en la Cámara Baja, abren la posibilidad de una vida menos agobiada, en la que el descanso sea un derecho y no un lujo.

Menos horas de trabajo a la semana POR SUPUESTO significan más tiempo para uno mismo, para la familia y para el desarrollo personal. Esta reforma, vista en países como Francia o Noruega, ahora está a un paso de ser realidad en México, con propuestas tanto para trabajadores del sector público como del privado. No es solo una cuestión de horas; es una cuestión de calidad de vida.

Y hablando de justicia, la propuesta para duplicar el aguinaldo es un eco de años de lucha en pos de la equidad. Actualmente, el aguinaldo mínimo para empleados del sector privado es de 15 días, mientras que para el sector público es mucho mayor. ¿Por qué esta diferencia? La iniciativa de elevar el aguinaldo a 30 días para todos no es solo una mejora económica; es un reconocimiento del valor y el esfuerzo de cada trabajador, sin importar el sector al que pertenezca.

El Congreso también mira al futuro digital con la regulación del trabajo en plataformas. Estas iniciativas buscan establecer derechos y protecciones básicas para conductores y repartidores que dependen de aplicaciones como Uber o Rappi. En un sector que crece a pasos agigantados, el debate se enfoca en garantizar condiciones dignas y beneficios para quienes, hasta ahora, han tenido que trabajar en la sombra de la formalidad laboral. No se trata solo de regular; se trata de reconocer a miles de trabajadores en su derecho a un trato justo.

Los derechos de descanso también han ocupado un lugar central en estas iniciativas. ¿Qué significaría un México donde padres y madres puedan coordinar sus vacaciones con el calendario escolar? ¿O un lugar de trabajo donde el descanso activo sea parte de la jornada laboral, con pausas de 20 minutos para combatir los efectos del sedentarismo? Estas propuestas buscan promover el bienestar físico y emocional, reconociendo que un trabajador saludable y satisfecho no es solo más productivo, sino más feliz y pleno.

La agenda laboral no se olvida de los momentos difíciles de la vida. Entre las propuestas más sensibles están los permisos remunerados por duelo y por depresión postparto. En un país donde la vida sigue a un ritmo vertiginoso, detenerse por un instante y permitir que el trabajador se recupere de una pérdida o cuide de sí mismo o su familia no es solo compasión; es humanidad. Son reformas que reconocen a las personas en toda su complejidad y que, de aprobarse, podrían cambiar vidas.

Finalmente, el Congreso reabre el debate sobre la eliminación del tope al reparto de utilidades (PTU). La idea es clara: que ningún trabajador reciba un monto menor al promedio de los últimos cinco años. Esta propuesta recupera el espíritu de justicia en el trabajo, que no solo es el lugar donde ganamos el sustento, sino el espacio donde nos reconocemos como ciudadanos con derechos, dignidad y valor.

En este mosaico de reformas, la Ley Silla brilla como ejemplo de la posibilidad de cambio. Esta ley, que ya ha sido aprobada en la Cámara de Diputados y solo espera el aval del Senado, permitirá que trabajadores que desempeñan largas horas de pie puedan tener acceso a un lugar para sentarse, recordándonos que a veces los cambios más pequeños y sencillos son los que tienen el impacto más grande.

Estas propuestas de reforma son más que un esfuerzo legislativo; representan una promesa de dignidad y respeto para millones de mexicanos. En cada línea de estas iniciativas, late el anhelo de construir un México en el que el trabajo sea una fuente de bienestar, y no solo un medio para sobrevivir.

La Ley Federal del Trabajo, como está, es la misma ley que acompañó a los trabajadores de antaño, pero el México de hoy pide algo más. Y con una agenda laboral como la que hemos visto en octubre, la esperanza de un futuro laboral más justo y humano parece, por primera vez en mucho tiempo, al alcance de la mano. Hasta la próxima…