“Un favor, me la chupas?”, es el mensaje de chat que el líder de Pilares manda a una de las mujeres que imparte clases y talleres (tallerista) a la ciudadanía en estos centros que pretenden ser centros comunitarios integrales, consolidando el tejido social, difundiendo cultura y, paradójicamente, siendo espacios libres de violencia.
La mujer que recibe el mansaje advirtió previamente que el tipo estaba tomado y lo mandó a dormir. Después vino la alusión sexual directa. El caso, junto con la denuncia formal por violación contra uno de los talleristas de Pilares, destapa una cloaca en este proyecto estrella de Claudia Sheinbaum: la violencia de género está allí y ha habido “pacto patriarcal” al interior de los Pilares para ocultar situaciones como el envío de acoso sexual de jefes a sus subordinadas.
“Mejor ya vete a dormir. Eres mi jefe”, responde la subordinada a los mensajes de su jefe enviados a la una de la mañana.
“¿Ya te enojaste?”, pregunta el jefe-acosador.
“Mañana hablamos, cuando estés en tu juicio”.
El jefe opta por decirle que mejor se olvide del tema. “No es algo que se olvide”.
Este jefe de Pilares estuvo involucrado indirectamente en el caso de la violación a una tallerista que este medio dio a conocer. Era el jefe del presunto violador. Aunque la víctima trabajaba en otro Pilares, el violador era también amigo del jefe de la víctima. Las decisiones que se tomaron en ese círculo de hombres incluyó que el acusado fuera mudado al mismo centro de la víctima; que la víctima no obtuviera respuesta a sus quejas internas (eso es un asunto personal) e incluso que la publicación de notas periodísticas sobre el caso tratara de ser detenida desde el Gobierno de la Ciudad de México, en un claro caso de censura. Un pacto patriarcal perfecto.
La tallerista que recibió los mensajes sexuales es una convencida de que el proyecto de Sheinbaum es muy bueno, pero hay casos de personas inadecuadas integrados a él. Señala a Crónica: “Entré al programa de Pilares en febrero del 2022. El líder es M (el mismo de los mensajes a la otra tallerista) quién a unos meses de entrar al programa comenzó a hacerme llamadas a muy altas horas de la noche y a mandarme mensajes vía WhatsApp insinuando acercamientos sexuales, yo evitaba contestar llamadas pero en los mensajes en alguna ocasión si le respondí porque pensé que se trataba de cuestiones labores”.
“Es un acosador, me también mandó mensajes y tengo las evidencias”. El tipo usó su táctica de pedir “un favor”, “vas a querer o no”. La decisión de confrontarlo vino seguida de cuestionamientos a su trabajo por parte del acosador (en su papel de jefe):
“En el mes de septiembre me atreví a enfrentarlo, me amenazó cuando se me presentó una anomalía física (sufro de presión intraocular baja y tuve una recaída) y le avisé que faltaría a por cuestión de salud. Cuando le avisé de mi situación médica me mandó mensajes exigiéndome mi chaleco y gorra”.
“En otra ocasión también convocó a padres de familia para que en conjunto me reclamarán por dejar mi moto a un costado de las canchas del Pilares porque ponía en riesgo la integridad de los niños al rodear las canchas y estacionarme. Incluso en juntas en presencia de mis compañeros de pilares me evidenciaba y lo recalcaba diciendo que a los compañeros hay que evidenciarlos para que sepan lo que hacen», concluye el relato la tallerista.
El ambiente en los Pilares tiende a deteriorarse ante esta situación (“las grillas”, le dicen en el gobierno central) y afectando la capacidad de Pilares para operara algunos temas delicados. Por ejemplo, una tallerista alertó del ingreso de adolescentes que se quedaban solas con un profesor que “no me da confianza” porque invitaba a las chicas a irse de vacaciones. La respuesta ofuscada del responsable (ya enfrentado con la tallerista por casos previos) es para enmarcar: Si las niñas van solas es descuido de sus padres.
En el caso de la violación, las denuncias formales ante el Órgano Interno de Control y ante los jefes inmediatos terminaron en nada. La víctima se decidió entonces a denunciar formalmente al sujeto que la penetró bajo efectos de medicamente. La Fiscalía tomó el caso en los últimos días del año y en esta primera quincena de 2023 determinó darle curso a la investigación, poner medidas cautelares a la víctima.
Para la fiscalía, el caso no fue “un asunto personal”, el argumento de los jefes de Pilares.
Los implicados en todos estos casos siguen activos y en sus puestos. La tallerista atacada sexualmente no puede ir a su centro por ahora y comenzará el largo camino para procesar penalmente el caso. La tallerista que recibió los mensajes, se quedó sin trabajo.
La cloaca en Pilares apenas asoma.