Por Jorge Manrique, Rector del Colegio Jurista y director general de gobierno de calidad, consultoría de políticas públicas.
Durante mucho tiempo se asumió que los líderes empresariales deberían optar por seguir sus valores o generar valor. Por supuesto la segunda tendencia se impuso para satisfacer a los inversores…hasta cierto punto. A medida que la concientización de gobernanza, sustentabilidad y medio ambiente comenzó a prevalecer en los círculos empresariales y sociales comenzó la búsqueda frenética por satisfacer a todas las partes interesadas.
Hubo quienes sostuvieron que la inversión ambiental, social y de gobernanza (ESG) socavaba los rendimientos financieros. Esta guerra contra el despertar, como se le denomina, está a punto de desaparecer. Los negocios a largo plazo buscan que los gerentes persigan un propósito más amplio que contribuya a los objetivos sociales. Comenzaron a desdibujar el optar por valor (económico/financiero) o valores (ético/morales).
Hoy cada vez más clientes, proveedores, comunidades y gobierno apuestan por la creación de valor a largo plazo. Esos “contratos relacionales” inciden en mayores contribuciones para la empresa de todas las partes interesadas.
Armonizar los diversos intereses de todos puede llevar mucho tiempo y esfuerzo, pero genera altos dividendos solucionar los problemas desde el principio. Se trata de una inversión y no un gasto que debe gestionarse.
Así, establecer un propósito corporativo claro y creíble más allá de la generación de riqueza a corto plazo puede acelerar el proceso. El diálogo con las partes interesadas en un buen punto de partida. Conviene indagar sobre sus objetivos y encontrar aquellos que se superpongan para descubrir el área de ganar-ganar.
Ahora, cuando las empresas se centran en temas que son relevantes para las partes interesadas pero también financieramente materiales para la empresa, hay un impulso en el crecimiento de los ingresos y la productividad, más que compensar la pérdida de márgenes. Por el contrario, una asignación de recursos menos específica a las cuestiones ESG crea apoyo a las partes interesadas, pero no una ganancia financiera neta.
Tener un propósito corporativo ni es una tarea azarosa. Se debe priorizar la causa a la que se enfocará la corporación y debe relacionarse con el negocio.
Un punto sustancial es “predicar con el ejemplo” y aborda las preocupaciones clave de las partes interesadas. La acción clave de congruencia en todo tipo de organizaciones es invertir más en investigación y desarrollo. Con esta acción, además, se disfruta de un retorno más alto y estable sobre el capital invertido. También permite un mayor crecimiento de las ventas en 10 años.
Esto nos conduce ahora a una acción crucial: es importante que las partes interesadas trabajen juntas y garanticen que los informes ESG sean más confiables y comparables. Es el momento de homologar la presentación de informes para identificar y exponer mensajes engañosos y permitir comparación de parámetros para avanzar en acciones y políticas más benéficas para accionistas, clientes, empleados, proveedores y sociedad en conjunto.